Apertura. Revista de innovación educativa‏
Apertura Especial Articulo 3
Educación superior a distancia:un enfoque desde la perspectiva de la comunicación


Aurora Adriana Lugo García
Centro Interdisciplinario de Investigación y Docencia en Educación Técnica

Manuel Ernesto Hernández Orta
Centro Interdisciplinario de Investigación y Docencia en Educación Técnica

Reinalda Soriano Peña
Centro Interdisciplinario de Investigación y Docencia en Educación Técnica


RESUMEN
LA EDUCACIóN A DISTANCIA Y LOS PROCESOS DE EDUCACIóN
LA EDUCACIóN Y LOS PROCESOS DE COMUNICACIóN

La interactividad pedagógica y comunicación en la educación a distancia
PERSPECTIVA HISTóRICA DE LA EDUCACIóN A DISTANCIA
ANTECEDENTES HISTóRICO-INSTITUCIONALES DE LA EDUCACIóN EN MéXICO
La educación a distancia en México
La Maestría en Ciencias en Enseñanza de las Ciencias
CONCLUSIóN
REFERENCIAS

 

RESUMEN   

Este acercamiento se aborda desde la comunicación, la incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y su incidencia en los procesos de enseñanza aprendizaje en la educación superior en el Sistema Nacional de Educación Superior Tecnológica (SNEST), en el contexto de la globalización, y como parte de la investigación colectiva: Las prácticas de los actores en los procesos de enseñanza y aprendizaje en el contexto educativo del SNEST. Estudios de caso CIIDET, CENIDET, ITQ.

La perspectiva teórica toma su sustento en las corrientes que proponen la renovación de la conceptualización en la comunicación y dan respuesta a la avalancha del marketing, como única fórmula a las preguntas sobre los efectos sociales de los nuevos medios. Lo que obliga a nuevos enfoques y categorías de análisis de los medios, por ejemplo, las categorías temporales del Internet: directo/diferido, que determinan la creación de categorías temporales y atemporales propias de la comunicación.

En la interactividad adquiere especial estatus el usuario de las nuevas tecnologías de la comunicación y puede establecer diversos medios y diferentes grados de interactividad, todos disponibles para él. Por ello hay que diferenciar entre interactividad técnica e interactividad comunicativa, así como los medios reactivos de los interactivos.

Palabras clave:
Educación a distancia, globalización, educación superior, proceso de enseñanza aprendizaje, interactividad técnica y comunicativa.

 

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Durante las últimas dos décadas se han planteado nuevos problemas derivados de los procesos de cambio social, por ejemplo: el papel del Estado, las exigencias culturales por el reconocimiento de nuevas identidades colectivas, los nuevos movimientos sociales, la importancia de los efectos sociales de las innovaciones tecnológicas y de la comunicación. El planteamiento de estos problemas ha movido a la reflexión y rectificación de los enfoques tradicionales dentro de la ciencia social, así hoy se experimenta un proceso de crítica y revaloración teórica, porque no encuentran respuesta en los paradigmas existentes. Dicha problemática ha derivado, por un lado, en el cuestionamiento de los fundamentos teórico-epistemológicos de las ciencias sociales que hasta el momento se habían fundamentado en la modernidad y que ante la urgencia los cambios, también se ven forzadas a cambiar nociones como la estabilidad por la inestabilidad y el conflicto.

En este contexto de búsqueda de paradigmas y de constantes cambios sociales la Comunicación, como proceso y disciplina social, también se ve forzada a replantear su papel y será objetivo de este trabajo el señalar cómo se articula a la educación, cómo se inserta en los procesos de enseñanza y aprendizaje, además de enfatizar las posibilidades de apoyo, que el factor tecnológico puede aportar a éstos procesos, y específicamente en la modalidad de educación a distancia. De ahí que a lo largo de esta propuesta se haga mucho énfasis en los medios y las mediaciones que se dan al interior del proceso comunicativo y que se haga una caracterización pormenorizada de las nuevas tecnologías en el proceso de educativo.

LA EDUCACIóN A DISTANCIA Y LOS PROCESOS DE COMUNICACIóN   

El contexto cultural, desde finales de los años sesenta y hasta principios de los noventa, se ve afectado por diversos acontecimientos de carácter inédito que establecieron, en un primer momento, una serie de interrogantes en cuanto al origen y consecuencias de una serie de cambios en lo económico, político y social. Así, por ejemplo, la crisis del intervencionismo estatal en la regulación económica pondría de relieve el agotamiento del modelo de Estado -y del orden mundial- vigente y exitoso desde la posguerra.

Estos hechos habrían de conducir a progresivas elaboraciones conceptuales que derivaron en el uso del término "globalización", abriendo una etapa de debates en cuanto a las características realmente distintivas de la nueva situación.

Hoy día, autores como Anthony Giddens consideran que la globalización no es solamente un fenómeno económico, pues dice: "la globalización es política, tecnológica y cultural, además de económica. Se ha visto influida, sobre todo, por el cambio en los sistemas de comunicación, que data únicamente de finales de los años sesenta" (Giddens, 2000, p. 23) y asegura que "la comunicación electrónica instantánea no es solo una forma de transmitir noticias o información más rápidamente. [Pues] su existencia altera la textura misma de nuestras vidas, seamos ricos o pobres" (ídem, p. 24), contribuyendo a generar procesos de reflexión sobre acontecimientos que, una vez dados en un ámbito local, pueden llegar a tener efecto a una gran distancia de su punto de origen.

Gracias a la infraestructura comunicacional y su red, la información se transforma y se digitaliza en todo tipo de contenidos, desde información altamente especializada, hasta las imágenes y el entretenimiento.

De ella se deriva la nueva estructura sociocultural, que responde al entramado de una sociedad más compleja, y prefigura el advenimiento de la sociedad de la información, en la que el conjunto de medios masivos de comunicación alcanza proporciones gigantescas sobre la base de una revolución tecnológica sin precedente, en especial en el campo de la información y las telecomunicaciones.

La visión aldeana o regional se rompe y en su lugar se entroniza una visión de mundo global; el contacto con las nuevas tecnologías produce cambios en la cotidianidad, que van desde el ámbito de la producción, distribución y consumo de contenidos de mensajes, hasta el de bienes materiales.


LA EDUCACIóN Y LOS PROCESOS DE COMUNICACIóN   

La forma de relacionarse en la casa y el trabajo se modifica hoy como nunca: las relaciones humanas y con el entorno se encuentran mediadas tecnológicamente. Esta mediación tecnológica está generando una transformación sociocultural mediante la cristalización, en territorios específicos, de culturas e identidades colectivas (Castells, 2001, p. 360), interactuando con las organizaciones y modificando instituciones. De modo que en esta sociedad "interactiva" los usos de la comunicación alcanzan todo el ámbito de las prácticas sociales, especialmente la práctica educativa, sus instituciones y sus organizaciones.

Las nociones de los límites y las fronteras desaparecen y el entorno de "lo educativo" también cambia, "ya no se circunscribe a la escuela en su caracterización formal e institucional, sino que se abre a nuevas y variadas 'maneras' de adquirir conocimientos, desarrollar habilidades y destrezas que contribuyen a la formación de los individuos", (García Duarte, 2000, p. 12).

En otras palabras, el contexto social del individuo se enriquece con nuevos "agentes de educación", entendidos en el sentido que les confiere el pedagogo Jaume Trilla (1986) al agruparlos en campos propios de la educación no formal o informal, y que, a decir de García Duarte, se caracteriza por "una educación institucionalizada, con objetivos y métodos pedagógicos definidos, pero "no circunscrita a la escolaridad convencional", esto es, sin la jerarquía reglada de grados académicos propia de la educación formal. (García Duarte, 2000, p. 13).

Educar, dice John Tiffin, "es comunicarse por medio del lenguaje oral o escrito, la imagen, los símbolos, el sonido y el lenguaje corporal." Y agrega que en "los próximos veinte o treinta años, la transformación de nuestras sociedades en sociedades de la información hará que sea necesario que los sistemas de educación se adapten a un entorno educativo nuevo." (Tiffin y Rajasinghan, 1997, p. 22).

En razón de lo anterior, la práctica educativa, la docencia y el conocimiento se presentan hoy como un recurso fundamental para la organización del mundo y de la vida, por lo que el conocimiento requiere estar no sólo a disposición de los interesados, sino que éstos posean también los códigos para el desciframiento del mismo.

La velocidad de los procedimientos de la información impulsada por Internet y las tecnologías de la imagen, facilitan un sistema de acceso al saber muy avanzado para los individuos que hayan accedido a su uso inteligente y monitorizado. Pero esta racionalidad lleva a preguntarse ¿qué pasará con aquellos que quedan excluidos de esta forma de aprendizaje? y por otro lado, habrá que replantearse el papel de los agentes sociales tradicionales, es decir, los profesores, en este nuevo contexto de aprendizaje. El uso de Internet para la educación, cada vez más sometida a las presiones liberales de la privatización, no la hará más barata.

En cambio, es posible que la retribución de los profesionales de la educación sea revalorizada en función del mercado. Porque el uso frecuente y constantemente actualizado del hardware y del software supondrá una nueva economía basada en la educación vía red, de la cual quedarán excluidos los grupos y países sin recursos.

Por esta razón, no se puede seguir considerando al conocimiento y su posesión como un proceso acabado y 'monopolizado' por los docentes, pues se plantea la necesidad de que el acceso al conocimiento se presente como una condición universal, para romper con la verticalidad de los procesos de enseñanza aprendizaje, y constituir redes de intercambio que establezcan una horizontalidad que hasta el momento no había sido considerada en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

La telemática, como ya comenzó a ocurrir con la introducción de la computadora en la educación, obliga a una actualización permanente de los educadores y profesionales del conocimiento en relación a métodos de enseñanza; pero también en la relación de los centros de distribución del saber. Este replanteamiento involucra a las prácticas de la educación superior y la visión que de ella se habrá de tener hacia el siglo que inicia, en el que "una visión universal de organización de una sociedad más justa y equitativa" es descrita en la Conferencia Mundial Sobre la Educación Superior en el siglo XXI. Visión y Acción (UNESCO, 1998).

En este sentido, el elemento fundamental de esta prognosis sobre la educación superior lo constituye el uso de las nuevas tecnologías de información y comunicación, que constituye a la vez el elemento estructural de la modalidad de educación que se propone como el eje de reorganización de la educación superior; los dispositivos de educación a distancia y, en su momento, la universidad virtual.

Este conjunto de reflexiones desemboca, necesariamente, en la discusión en torno a las transformaciones que experimentarán los procesos de enseñanza-aprendizaje, mediante el uso de las tecnologías de información, como el nuevo parámetro de la educación superior y de una revolución pedagógica portadora de oportunidades y desafíos, que presuponen el advenimiento del modelo de educación a distancia, una forma de enseñanza asincrónica que constituye, desde tiempo atrás, un reflejo de las necesidades de evolución de la sociedad, la cual se encuentra igualmente inmersa en el proceso de rupturas espacio-temporales, con la consecuente ruptura de tradiciones y jerarquías.

La relación docente/discente también se replantea gracias a las mismas estructuras transversales del Internet, que destruyen el principio de jerarquía cambiándolo por el de la relación de uso y de participación social.

En torno a los contenidos, los temas y las materias del currículo también cambiarán, ya no serán los centros educativos quienes las determinen, sino que los estudiantes y usuarios impondrán indirectamente planes de estudio y de capacitación de acuerdo a las solicitudes del mercado.

Para quienes ven el Internet como una forma de socializar el conocimiento, existe una posibilidad de contrarrestar esta forma de dictadura del mercado, en cuanto a los contenidos. Así se plantea la creación de comunidades con intereses afines.

En esta alternativa de uso del Internet, el profesor tendrá que competir, promoviendo los foros de discusión que podrían llegar a ser más atractivos e, incluso, más eficaces que las lecciones.

Hasta aquí hemos hecho la descripción de esta nueva forma de aprendizaje, que ya de sí significa la ruptura de paradigmas, paradigmas en el sentido que Khun da a este término, es decir: como "el sistema genérico de pensamiento en el que las ideas claves y los modos en que se interrelacionan se aceptan como axiomas (Kuhn, 2001, p. 35).

En este sentido, en su libro En busca de la clase virtual, Tiffin y Rajasingham aluden al termino de "paradigma" en la esfera educativa, y señalan que, de acuerdo a Heinrich, "las personas entienden la educación como un conjunto establecido de procedimientos que tiene lugar en las escuelas y las aulas", una visión mundial que ha sido fácil cambiar, es decir que nos encontramos ante "un paradigma", que es "una supravisión de un sistema establecido, que reconoce no sólo su funcionalidad, sino también la fe que hay en dicha funcionalidad" (Tiffin y Rajasinghan, 1997, p. 35) y agregan que, en este sentido, hoy es necesario describir cuál es el nuevo paradigma educativo.

Con la aceptación de este nuevo paradigma educativo, la educación podría llegar a ser un servicio internacional, originarse en un lugar transnacional, donde el estudiante no tendría que asistir a clase junto a personas que se agrupan simplemente porque viven en la misma área. En este nuevo paradigma es posible compartir las actividades escolares con personas que tienen los mismos intereses en una materia, incluso aunque vivan en el extremo opuesto del mundo.

Al liberar a la educación de los límites de espacio, también desaparecen muchas restricciones de tiempo. En este contexto la gente puede aprender a su propio ritmo, y aquí surge otra categoría de análisis para la educación a distancia: el "entorno de aprendizaje", donde las actividades instructivas asincrónicas como leer, hacer ejercicios y deberes (tareas) individuales y acceder a las bases de conocimiento no tienen por qué depender de instituciones que abran durante horas determinadas.

La educación es un proceso de culturización, dice Tiffin; de aprender cómo tratar con el mundo y solucionar la multitud de problemas que presenta, de acuerdo con los métodos de una determinada cultura. Señal, además, que es una interacción que va más allá de los intercambios entre el aprendiz y el profesor, porque involucra la interacción con los problemas y el conocimiento de cómo tratar con ellos en una cultura determinada. Y concluye diciendo que la "...cultura es el modo en que la sociedad trata con el mundo y la educación es el proceso por el cual se transmite el cúmulo de conocimientos aceptados por una cultura" (Tiffin y Rajasinghan, 1997, p. 50). Las funciones de la educación han cambiado.

Las funciones básicas de la educación, para Juana Sancho Gil, responden a la necesidad, por una parte, de transmitir conocimientos, habilidades y técnicas desarrolladas durante años; y, por otra, de garantizar una cierta continuidad y control social mediante la transmisión y promoción de una serie de valores y actitudes consideradas socialmente convenientes, respetables y valiosas. Y señala también, que nuestro proceso de comprensión y actuación en el mundo han estado marcados, entre otros factores, por nuestra experiencia escolar. Esto ha originado un cambio, ahora las tecnologías utilizadas en la educación escolar (artefactuales, simbólicas y organizativas) modelan el desarrollo de los individuos y sus formas de aprender el mundo). (Sancho, 2001, p. 28).

La interactividad pedagógica y comunicación en la educación a distancia   

La educación a distancia revaloriza los contextos, los medios y los caminos para aprender a construir el saber, reubica teórica y prácticamente la estrategia educativa, poniendo acento en la dimensión auténticamente constructiva e interactiva del aprender y del enseñar (es mediatizada) como el desarrollo profundo de la persona autónoma y del pensamiento crítico, apreciando el rol de la tecnología, a fin de ser tenido en cuenta para el diseño, la implementación y la evaluación de los programas educativos que la elijan o la incorporen.

El riesgo de la educación a distancia, dice Beatriz Fainholc, ha sido y es que quede entrampada en los rasgos de ésta civilización con todas las connotaciones tecnocráticas que arroja: la imposibilidad para la persona que aprende (el estudiante es el artesano y protagonista de su propio conocimiento) a autoestructurar el conocimiento, ya que queda atrapada en diseños tecnológicos de construcción heterogénea que la dirigen, la modelan o la equipan, de acuerdo con el modelo que se aplica cada vez más a esta modalidad. (Fainholc, 1999, p. 18).


PERSPECTIVA HISTóRICA DE LA EDUCACIóN A DISTANCIA   

Educar por medios convencionales a todos, tendiendo a satisfacer las múltiples demandas formativas de la sociedad, es hoy prácticamente inviable, tanto por las dimensiones de dicha tarea como por la variedad de necesidades y contenidos demandados socialmente. En este sentido García Aretio, puntualiza: "a partir de la década de los años sesenta del pasado siglo, la universidad tradicional, las instituciones de educación de adultos, las empresas dedicadas a la actualización profesional, etc., no logran establecer una infraestructura y organización que pueda atender con agilidad y eficacia a la explosiva demanda de la nueva clientela de esta sociedad industrial."(2001, p. 43).

Las aulas convencionales no estaban preparadas para atender esta demanda de formación. A esta situación se agregan otras circunstancias como: la falta de recursos económicos suficientes para dotar de personal y medios a la instituciones existentes, la pérdida de fuerza y reconocimiento social del sistema educativo, y la revolución tecnológica, entre otras que vinieron a hacer patente la crisis de los sistemas educativos tradicionales.

Estos y otros factores impulsaron el nacimiento y desarrollo de otras formas de enseñar y aprender en las que se modifican su forma y contenidos. Así este tipo de educación y la diversidad de las actividades enmarcadas fuera del entorno educativo tradicional, han dado forma y contenido a conceptos como educación no formal e informal dentro del campo pedagógico, donde se modifican también los roles de dependencia directa y continua entre los que aprenden y los que enseñan, además de las limitaciones espacio-temporales.

Los cambios en la concepción del aprendizaje emergen por acontecimientos de crisis. En la década de los sesenta, dice Rufino García Blanco, hay un movimiento de expansión económica mundial en el que el capital humano es mirado con especial atención por los gobiernos. Surge con fuerza el concepto de educación continua o educación permanente y dentro de este marco nacen las universidades a distancia.


ANTECEDENTES HISTóRICO-INSTITUCIONALES DE LA EDUCACIóN EN MéXICO   

La educación en México se plantea hoy un reto de suma importancia para lograr el desarrollo del país. Un ejemplo de ello es la relevancia que este tema tiene desde las campañas electorales del 2000, donde se hizo hincapié en la necesidad de modernizar y des-regular este sector, con la idea de poder dar el salto e incorporarse de manera puntual a los retos que presenta hoy la llamada Sociedad del Conocimiento.

En este período de transición histórica se plantean varios escenarios, entre ellos destacan dos: uno que plantea la fragmentación y la polarización social; y, el otro, de una sociedad del aprendizaje, de la cooperación y de la sustentabilidad.

En medio de estos escenarios hoy se vuelven los ojos a la educación, a sus políticas y, con ello al rezago, acumulado por décadas, producto de la falta de rumbo en cuanto a sus objetivos y metas mediatas e inmediatas; además de la ya proverbial falta de recursos económicos, que le inyecten el dinamismo que exigen los actuales tiempos, para poder incorporarse al contexto internacional y, en especial, responder a los retos que la sociedad actual plantea a las instituciones de educación superior en el ámbito nacional y mundial.

El cómo incorporarse al concierto mundial es parte de la problemática que trajo a la luz un viejo debate respecto a la educación y a su papel social, y se dio nuevamente la polémica respecto a su rol como el mecanismo impulsor que la sociedad encontró para autoperfeccionarse, al encauzar a las nuevas generaciones por la vía del progreso y del crecimiento intelectual y moral de los individuos.

Más allá de que se trate de un enfoque idealista o no de la educación, específicamente la educación superior enfrenta hoy un nuevo reto: responder al cambio estructural de una sociedad basada en las manufacturas, hacia otra con base en la producción de conocimientos y la transferencia de tecnologías, situación que está alcanzando nuevas dimensiones y conflictos.

En este campo tan incierto y poco definido se mueven las políticas públicas, y específicamente la educación superior ha pasado a ser un elemento fundamental para fines de desarrollo, ya que ella será fundamental para la formación de nuevos recursos humanos de alto nivel, y está plenamente relacionada con la generación, transmisión y difusión de nuevos conocimientos; aparte de que sus perspectivas de crecimiento son indispensables para mantener un adecuado nivel de competitividad, de innovación y de progreso.

No obstante que por largos años la SEP, o en general el sector educativo, ocupó el porcentaje más alto de los presupuestos del gobierno federal, el Sistema Educativo Mexicano (SEM) es pobre.

En los últimos quince años se agudizó esta tendencia y por ejemplo, el SEM obtuvo recursos abundantes otorgados por pocos años, muchas veces fueron mal usados, sin embargo, sirvieron para ampliar la cobertura y poner en práctica algunos programas compensatorios para sectores pobres. Paradójicamente, el flujo financiero no se manifestó en incrementos salariales para los trabajadores de la educación o en una mejor calidad del servicio educativo. (órnelas, 2000, p. 231).

Aunada a esta situación, al interior del país la educación a escala mundial se ve cuestionada, y a través del financiamiento organismos internacionales se le imponen nuevos criterios de eficacia y rentabilidad. Es el caso del Programa de Desarrollo Educativo 1995- 2000, que planteaba ya como retos a cumplir por el sector educativo: la equidad, la calidad y la pertinencia.

Por otra parte, se observó en el nivel superior un nuevo reto: el incremento de la demanda derivada del cada vez mayor número de egresados del medio superior. Con ello surge la necesidad de impulsar de manera prioritaria el fortalecimiento académico del personal docente de las instituciones de educación superior, así como la diversificación de la oferta, la vinculación con el ámbito laboral y la necesidad de promover la planeación en el ámbito regional y estatal.

Habría que precisar que el sector educativo en general y la educación superior en particular, han registrado una creciente y continua demanda y por ello el Estado, a través de la SEP, ha tenido que responder con la inversión cada vez mayor de recursos para satisfacerla. En este sentido se puede decir que esta tendencia se ha mantenido y desde 1999, de acuerdo con cifras proporcionadas por la ANUIES en su Anuario Estadístico, se dejaba ver la tendencia; por ejemplo, en ese año el Estado atendió al 72.4 % de la población al nivel de licenciatura y el 27.6 % fue atendido por instituciones privadas. La situación, hoy día, se ha agudizado; sin embargo, muestra una tendencia a la inversa, es decir que cada año disminuye el porcentaje de cobertura educativa en las instituciones públicas y aumenta en las privadas. No es objeto de este trabajo analizar la calidad y objetivos de unas y otras, pero sí es pertinente marcar esta tendencia, porque es justamente en este punto donde la educación a distancia contribuye para resolver esta problemática en el crecimiento de la demanda.

De las Instituciones de Educación Superior (IES) existentes en el año 2000, había un total de 1,293 instituciones (1,576 unidades académicas) 558 eran públicas y 735 particulares, según las Bases para el Programa Sectorial de Educación 2001-2006. Respecto a la atención que prestan las particulares, éstas atendían al 28% de la matrícula y representaban el 57% de las opciones educativas. Por su parte, las instituciones públicas atendían al 72% de la población.

Para el año 2000, la población total que estudiaba en el nivel superior se distribuyó de la siguiente forma: el 80.8% en nivel licenciatura, el 11% en la normal, el 2.2% en nivel técnico superior y el 6% en posgrado.

En el mismo documento se realiza una proyección de la población, y observando la tendencia de crecimiento de 1980 hasta el 2000, de acuerdo a la demanda se estima que para el año 2025 la SEP tendrá que dar respuesta a las solicitudes de educación superior de cerca de 6,000 alumnos. Dicha tendencia continúa y en el nivel superior se observa un incremento casi exponencial de la demanda, derivada del cada vez mayor número de egresados del medio superior.

Todo esto apunta a la necesidad, a corto y mediano plazo, de impulsar de manera prioritaria el fortalecimiento académico del personal docente de las IES para que sean capaces para implantar en el aula los "nuevos" modelos educativos.

Un ejemplo de dichos cambios en el paradigma educativo son los esfuerzos, que la Dirección General de Educación Superior Tecnológica (DGEST) ha hecho para instaurar el modelo para el siglo XXI en 2005 y el basado en el enfoque por competencias en 2009, en el Sistema Nacional de Educación Superior Tecnológica, que se han reflejado en la diversificación de la oferta (con currículos flexibles), la vinculación con el ámbito laboral (con modelos educativos escuela-industria) y la necesidad de promover la planeación en el ámbito regional y estatal.

En este sentido, vale decir que para el ciclo lectivo 2000-2001, la meta llegó a 1.8 millones de estudiantes atendidos en los diversos niveles y modalidades de educación superior, lo que significó un crecimiento de casi 27 por ciento respecto al ciclo 1994-95, según datos proporcionados por la SEP, en su "Perfil de la Educación en México". La última matrícula reportada en 2006-2007, de acuerdo al INEGI, es de 2'528,664 en el nivel superior, es decir, se registró un incremento de 140.5 por ciento (tabla 1).



Según la SEP, el objetivo principal de la educación superior es formar profesionales capaces en diversas áreas de la ciencia, la tecnología, la cultura y la docencia, que impulsen el progreso integral de la nación; por ello es de suma importancia impulsar todos los niveles y modalidades, para lograr consolidar un desarrollo basado en recursos humanos calificados y capaces, innovar y fortalecer la planta productiva del país.

 

 

En este contexto se vuelve necesario dar respuesta a la demanda con calidad y, para ello y ante la problemática antes planteada de falta de financiamiento, se opta por el recurso tecnológico de incorporar a las nuevas tecnologías en la educación, e inhibir la construcción de nuevas instalaciones para resolver el incremento de la demanda en este nivel educativo.

La educación a distancia en México   

México es uno de los países pioneros en América de la enseñanza a distancia, de hecho, ya en 1947 inició con un programa para el perfeccionamiento del profesorado: el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio. A nivel superior, en el ámbito universitario, en 1972 se iniciaron experiencias de educación a distancia a través del denominado Sistema Universidad Abierta (SUA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que hoy ofrece algunos estudios, con validez académica similar a los cursos del sistema presencial. En 1974, el Instituto Politécnico Nacional inicia su Sistema Abierto de Enseñanza (SAE) en varias de sus escuelas.

Aunque en la actualidad es limitado el acceso a redes, se denota un crecimiento, lo que contribuye para que su costo sea cada vez más razonable y, si no es bajo, sí es accesible para las personas interesadas en la educación, sobre todo superior; procurando compensar el déficit de acceso real, en cuanto a la carencia de canales. Ahora falta aumentar los puntos de acceso, enriquecer el contenido, el material y los servicios educativos disponibles.

La Maestría en Ciencias en Enseñanza de las Ciencias   

En la esfera de la educación superior pública, el caso de la Maestría en Ciencias en Enseñanza de las Ciencias (MCEC), constituye un esfuerzo que no tiene punto de comparación: por la modalidad a distancia en el nivel de posgrado, por la cobertura a nivel nacional, así como por el número de alumnos inscritos 2,548 (tabla 2) y los 1,836 titulados.

Presentamos el caso de la MCEC por ser un caso paradigmático, ejemplo de un esfuerzo del sector educativo público y, además, porque constituye el inicio de los trabajos de investigación que en materia de educación a distancia se han realizado en el Centro Interdisciplinario de Investigación y Docencia en Educación Técnica (CIIDET). Y en este sentido vale la pena mencionar algunos otros programas que a nivel sistémico ofrece la institución, como el Diplomado en Competencias Docentes Básicas y actualmente el Diplomado para la Formación y Desarrollo de Competencias Docentes.

También a nivel sistémico, en el tema de Educación a Distancia, la Dirección General de Educación Superior Tecnológica (DGEST) ofrece 7 carreras: Ingeniería Industrial, Ingeniería en Sistemas Computacionales, Ingeniería en Agronomía, Ingeniería en Desarrollo Comunitario, Licenciatura en Administración, Licenciatura en Contaduría y Licenciatura en Informática; además de la Ingeniería en Gestión Empresarial, cuyo programa está basado en competencias profesionales. Estas licenciaturas se ofrecen en 24 Institutos tecnológicos con un total de 2,504 alumnos.


CONCLUSIóN  

El presente trabajo parte de la idea de que la dinámica de la globalización implica que la educación sea entendida como un proceso cultural, mediado comunicativamente, donde se establece un vínculo estrecho entre la cultura, la educación, las tecnologías de la información y la comunicación, generando cambios en los planos institucionales y organizacionales del sistema de educación superior.

De ahí que al documentar la experiencia educativa a partir del papel de la Comunicación y su incorporación a través de la tecnología en los procesos educativos, se entenderá que la tecnología por sí misma no resolverá los problemas de rezago educativo, pero que su adecuado entendimiento podrá ayudar, por ejemplo, a resolver problemas como la falta de recursos para la formación y actualización de conocimientos en los docentes, y ser una respuesta adecuada a la demanda de educación superior que la sociedad mexicana actual requiere para incorporarse a los nuevos modelos de desarrollo, planteados en el contexto global.

En torno a la tecnología, vale decir que su referencia en este texto es, específicamente, como un instrumento que apoya los procesos educativos, con lo cual se relativiza en gran medida su sentido genérico. Y se refiere a "todas las herramientas intelectuales, organizativas y artefactuales a disposición de o creadas por los distintos implicados en la planificación, puesta en práctica y evaluación de la enseñanza" (Sancho, 2001, p. 27).

En general, este trabajo apunta a plantear la necesidad de aprovechar las potencialidades de la tecnología, rebasando los aspectos tangibles de ella, como son sus artefactos, para replantear cómo las tecnologías organizativas y simbólicas configuran y transforman al mundo actual. (Sancho, 2001, p. 28). La comunicación y la tecnología se recontextualizan en la actualidad y son concebidas a partir de la forma en que interactúan con el individuo, transformando profundamente al mundo y al propio individuo.


REFERENCIAS   

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Apertura vol. 16, núm. 1, abril - septiembre 2024, es una revista científica especializada en innovación educativa en ambientes virtuales que se publica de manera semestral por la Universidad de Guadalajara, a través de la Coordinación de Recursos Informativos del Sistema de Universidad Virtual. Oficinas en Av. La Paz 2453, colonia Arcos Sur, CP 44140, Guadalajara, Jalisco, México. Tel.: 3268-8888, ext. 18775, www.udgvirtual.udg.mx/apertura, apertura@udgvirtual.udg.mx. Editor responsable: Alicia Zúñiga Llamas. Número de la Reserva de Derechos al Uso Exclusivo del Título de la versión electrónica: 04-2009-080712102200-203, e-ISSN: 2007-1094; número de la Reserva de Derechos al Uso Exclusivo del Título de la versión impresa: 04-2009-121512273300-102, ISSN: 1665-6180, otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Número de Licitud de Título: 13449 y número de Licitud de contenido: 11022 de la versión impresa, ambos otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Responsable de la última actualización de este número: Sergio Alberto Mendoza Hernández. Fecha de última actualización: 22 de marzo de 2024.